Parece que cuando llegan las primeras bajadas de temperatura, anticipo del invierno que año tras año nos visitará, nos acordamos más encarecidamente del calor en el hogar. Un buen revestimiento de ventanas, la correcta construcción de nuestra vivienda, así como su ubicación aportarán al conjunto la necesaria eficiencia calorífica que nos reporte confortabilidad a nuestra casa, sin embargo, tanto si reunimos esos factores como si no, la calefacción interior del inmueble también es importante, especialmente en zonas donde el frío impacte más intensamente, más allá de los muros, por muy protegidos que éstos nos tengan.
En este punto, conviene tener en cuenta que el radiador, un elemento funcional e imprescindible, no sólo tiene que ser eficaz sino que también puede ser decorativo. Tengamos en cuenta que el espacio que ocupe en nuestras habitaciones es un rincón perdido para el uso, por lo que conviene que por un lado, podamos extraerle una aplicación paralela a la convencional de aportar calidez, como por ejemplo los toalleros radiantes, pero también podemos otorgarle un factor incidente en nuestra decoración.
Adaptando su diseño y ubicación a nuestro estilo, su capacidad para ornamentar una estancia será tan impactante como la de un cuadro o el mejor jarrón. Si encima podemos sustraer de su condición de calefactor, una aportación extra, como la de dar luz ambiente a la estancia (como la que antes decíamos de las toallas) o bien calentar café y galletas sobre él mismo, a la vez que caldeamos la habitación, obtendremos un valor añadido a nuestra inversión.
Tengamos en cuenta ni esta aportación a la decoración tiene porque sobrepasar nuestro presupuesto (hay alternativas para todos los bolsillos) ni tenemos porque sufrir el eterno debate de que creatividad esté reñida con economicidad. Los radiadores decorativos o de diseño pueden combinar bien tanto con estancias modernas como con habitaciones con un corte ornamental más clásico, aunque destacarán profundamente si podemos hacerlos entroncar con el estilo completo de nuestra decoración. Nada mejor que un radiador caleidoscópico en un salón con cuadros llamativos y una amplia mesa de diseño.